El suspenso absurdo
Distinguido Señor Hernández, estimado colega:
Usted no me conoce, pero yo he seguido su trayectoria y le escribo esta carta porque creo que es el único que puede ayudarme. Soy vecino de su predio y lo considero una persona de bien, honorable y justa.
Mi situación podría llamarse catastrófica.
Le pido disculpas si mi escritura es poco legible, si mi lenguaje le resulta incomprensible. Pero estoy realmente asustado.
Hasta ayer tuve la vaga impresión de que alguien me vigilaba, seguía mis pasos. Lo hablé con las autoridades pertinentes pero ni siquiera me tomaron en cuenta. Dijeron que cuando lo pueda ver, fuera nuevamente para dar su descripción. Hasta me palmearon la espalda diciendo que a lo mejor eran sólo suposiciones.
Mi situación podría llamarse catastrófica.
Le pido disculpas si mi escritura es poco legible, si mi lenguaje le resulta incomprensible. Pero estoy realmente asustado.
Hasta ayer tuve la vaga impresión de que alguien me vigilaba, seguía mis pasos. Lo hablé con las autoridades pertinentes pero ni siquiera me tomaron en cuenta. Dijeron que cuando lo pueda ver, fuera nuevamente para dar su descripción. Hasta me palmearon la espalda diciendo que a lo mejor eran sólo suposiciones.
Hoy estoy seguro de ello. Hoy no se ocultó y me siguió hasta mi departamento. Estoy entrando al living y observo mis pertenencias dispersas por el suelo.
Siento sus pasos acercarse a la puerta. El picaporte se está moviendo. Rápido me oculto en el placard.
Sus pasos deambulan, ahora se acercan. Viene hacia mí.
¡Intenta abrir la puerta del placard! ….
¡Ayúdeme! Por favor.
Atte. Dr. Estevez, psiquiatra
Siento sus pasos acercarse a la puerta. El picaporte se está moviendo. Rápido me oculto en el placard.
Sus pasos deambulan, ahora se acercan. Viene hacia mí.
¡Intenta abrir la puerta del placard! ….
¡Ayúdeme! Por favor.
Atte. Dr. Estevez, psiquiatra
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